Un día te levantas siendo una niña inmadura, sin preocupaciones y haciendo de un grano de arena toda una montaña casi inalcanzable. Inesperadamente ocurre algo, algo que sabes que te va a cambiar la vida y de repente te ves casi obligada a sacar a tu “yo” más fuerte, a madurar de la noche a la mañana y a darte cuenta de lo que es importante o no lo es. Pero te das cuenta de que aquello que creías que eras, una persona fuerte, madura y con las ideas claras se desvanece porque no dejas de tener 15 años y sientes que en tu interior vuelves a ser insegura, con un gran vacío en tu interior que solo te entran ganas de llorar, pero lo haces a solas, sin que nadie se entere porque no puedes demostrarle al mundo que no eres aquella persona fuerte y madura que hasta tú creías serlo.
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